Ataque cerebrovascular ACV:
La enfermedad
cerebrovascular (ECV) es el conjunto de patologías que afectan la circulación cerebral,
ocasionando un déficit súbito conocido como Ataque Cerebral (ACV), ictus,
stroke; o un déficit progresivo y crónico conocido como enfermedad
cerebrovascular de la sustancia blanca, deterioro cognoscitivo vascular,
demencia vascular, trombofilia.
El evento agudo
cerebrovascular se ha denominado en Colombia como ataque cerebrovascular (ACV),
por la Asociación Colombiana de Neurología para establecer términos de
comunicación y empleo igual en todo el territorio nacional, pudiendo ser de
tipo isquémico en el 80-85% de los casos, y tipo hemorrágico en el 15-20%. El
ACV isquémico (ACVi) fisiopatológicamente puede deberse a una embolia, una
trombosis o una hipoperfusión. El ACV hemorrágico (ACVh) fisiopatológica y
anatómicamente puede ser debido a la ruptura de un vaso que genera un hematoma
dentro del parénquima cerebral (HIC: hemorragia intracerebral o intraparenquimatosa),
o un sangrado en el espacio subaracnoideo (HSA: hemorragia subaracnoidea), o
sangrado en los espacios subdural (Hematoma subdural) o epidural (Hematoma
epidural).
Para el enfoque inicial se
debe establecer si es un ACV o no, ósea descartar causas que simulan un ACV
(“Stroke mimics”), antecedente de trauma, antecedentes personales que son
factores de riesgo para presentar un ACV, tiempo de evolución del déficit
neurológico para evaluar posibilidad de terapias con ventana terapéutica, manejo
de presión arterial, oxigenación, líneas venosas, neuroimagen y laboratorios y
remisión al sitio adecuado.
Antecedentes
de factores de riesgo:
- La hipertensión arterial es el principal factor de riesgo para el ACVi y la HIC.
- La diabetes es el principal factor para alteraciones en la microcirculación y provocar eventos de infartos lacunares y microhemorragias.
- El consumo de drogas como cocaína, marijuana, anfetaminas, bebidas energizantes es factor de riesgo para ACVi, HIC, trauma y por tanto hemotomas subdural o epidural o HSA en pacientes jóvenes.
Tiempo de
evolución del déficit:
Con la posibilidad de
realizar trombolisis i.v y la combinación de esta con trombecomía mecánica o la sola trombectomía, el
conocimiento del tiempo de evolución del ACVi es crucial para evaluar la posibilidad de hacer
estas terapias en el paciente.
La trombolisis i.v. tiene una ventana terapéutica de 4.5 horas.
En pacientes con compromiso proximal de la arteria cerebral media o de la
carótida intracraneal o distal, con menos de 6 horas de evolución del ACVi se
puede realizar trombectomía mecánica y si el paciente tiene menos de 4.5 horas
de evolución se puede realizar trombolisis i.v. y luego trombectomía mecánica,
entre 4.5 y 6 horas sólo trombectomía mecánica.
Manejo de
la hipertensión arterial en el ACV:
Un paciente con ACVi hace
una respuesta simpática refleja, la cual genera hipertensión para mantener la presión de
perfusión cerebral (PPC), por tanto al paciente no se le debe disminuir la presión arterial, si el
paciente es candidato a trombolisis i.v. la presión arterial sistólica (PAS) máxima es de 185 mmHg y la
diastólica (PAD) menor de 110 mmHg; sino es candidato a trombolisis i.v. y hay HTA
elevada se recomienda disminuir la presión en un 15% en las primeras 24 horas, por consenso se
ha establecido las cifras a intervenir PAS > 220 mmHg y PAD > 120mmHg.
El tratamiento
antihipertensivo en pacientes con antecedente de HTA se puede reiniciar luego de 24 horas de
inicio de ACVi y que estén neurológicamente estables. En pacientes con HIC con
PAS 150-220 mmHg se debe disminuir esta a 140 mmHg, las cifras
elevadas se asocian a
expansión del hematoma. En pacientes con HSA la
presión arterial entre el inicio de síntomas y el tratamiento del aneurisma
debe ser manejada con agentes titulables, para asegurar la PPC; la PAS < 160
mmHg se asocia con menor riesgo de resangrado; en pacientes con demora para el
cierre del aneurisma y alto riesgo de resangrado, sin contraindicaciones para
uso de ácido tramexánico o ácido amiocaprioico por < 72
horas se recomienda su uso.
Manejo de oxigeno y vía aérea:
- Se debe suplementar oxígeno para mantener una saturación de oxígeno > 94% al paciente con ACVi.
- El soporte ventilatorio se recomienda para pacientes con alteración en su nivel de conciencia o con compromiso bulbar que afecta la vía aérea.
Líneas venosas:
Estas deben de colocarse en las
extremidades no paréticas, ni pléjias, su uso en estas se asocia a mayor edema
secundario por menor movilidad de estas.
Neuroimagen y laboratorios:
La imagen básica para la
evaluación inicial de un ACV es la TAC cerebral simple, está
permite evaluar lesiones isquémicas que se aprecian de menor densidad, o pueden observarse signos
tempranos de ACVi como son el signo de la arteria cerebral media hiperdensa, borramiento de
valle silviano, borramiento de los ganglios basales, o pérdida de la diferenciación córtico
subcortical. Puede ser una imagen normal en la que no se aprecian todavía signos por imagen
de compromiso. En el ACVh se puede observar la presencia de sangre la cual se
aprecia hiperdensa (Blanca), en la HIC se observará un hematoma, en la HSA se puede observar
presencia de sangre en el espacio suracnoideo o borramiento de la cisterna interpeduncular,
o puede ser normal y solo se confirma por medio del estudio de LCR a través de punción lumbar;
en el caso de hematoma epidural agudo se aprecia una imagen bicóncava
hiperdensa, en el subdural agudo una lesión convexa hiperdensa. Ante una
sospecha de ACV se debe solicitar
hemograma, TP, TPT, BUN, creatinina, sodio, potasio, cloro, calcio, magnesio, dextrometer,
EKG.
Remisión al centro adecuado:
Una vez de hace el
diagnóstico del tipo de ACV se debe establecer el centro adecuado de manejo,
para el ACVi que sea candidato a trombolisis i.v. y/o trombectomía un centro de
referencia, recordando la hora dorada del ACVi, si hay ACVh un centro con disponibilidad
de neurocirugía y en casos de HSA tener presente la posibilidad de un centro
que cuente además de neurocirugía con neurointervencionismo.
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